El concepto de responsabilidad afectiva, pese a que se acuñó años atrás, está cogiendo fuerza en estos últimos tiempos y se aplica a todo tipo de relaciones de nuestro círculo social.
La responsabilidad afectiva, se basa en generar vínculos sanos y simétricos, en los que predomina el diálogo, el respeto, la empatía y el cuidado mutuo. De este modo se crean relaciones interpersonales sanas y honestas en las que se prioriza el cuidado de los sentimientos y las emociones que nacen en el marco de una relación. Para ello, debemos tener en cuenta nuestros valores y necesidades así como los de la otra persona, independientemente de si coinciden o no.
¿Qué implica, por tanto, ser una persona con responsabilidad afectiva?
- Se trata de ser consciente, a nivel emocional, del impacto de tus acciones en los demás.
- Entender que cualquier relación implica a otra persona más allá de uno mismo y hay que lidiar con todos los aspectos que eso conlleva.
- Entender que todas las relaciones tiene conflictos y todos cometemos errores. Una persona con responsabilidad afectiva asume la responsabilidad de sus acciones y es capaz de pedir perdón y perdonar al otro.
- Ser responsable de tus propias emociones, es decir, entender que no puedes culpar a los demás por lo que sientes.
- Intentar comprender de dónde vienen nuestras emociones para poder gestionarlas.
- Comunicar y manifestar nuestras expectativas y sentimientos sobre una relación sin pretender que los demás adivinen qué queremos o necesitamos.
- Establecer límites de manera consensuada con el fin de mantener el respeto entre ambas partes.
- Cuidarse mutuamente.
- Comprender el peso de nuestras acciones y cómo repercuten en la vida del otro.
- Mantener una buena comunicación, especialmente ante temas incómodos y/o molestos.
Por lo tanto, si queremos tener vínculos sanos y responsables, hemos de evitar: invalidar las emociones de la otra persona, no pasar los límites establecidos ni dar mensajes contradictorios, no crear expectativas si no vamos a implicarnos en el vínculo y no ocultar información importante acerca de nuestros sentimientos.
¿Cómo puedo saber si hay responsabilidad afectiva en mis relaciones diarias?
- Comunicación asertiva: Es fundamental para expresar nuestras necesidades y abordar temas incómodos de la forma más respetuosa, directa y honesta posible. Este artículo de nuestro blog profundiza en las técnicas de comunicación asertiva.
- Establecer acuerdos donde se respeten las necesidades de ambas partes y exista equilibrio.
- Tener claro que cualquier relación tiene complicaciones: esto implica comprometerse con las personas y saber que pese a que existirán momentos complicados, no por ello vamos a desparecer.
- Tener en cuenta que cualquier acción tendrá una consecuencia: detenerse y ser empático. ¿Lo que estoy haciendo/diciendo afecta a la otra persona?
En resumen, la responsabilidad afectiva nos ayudará a afrontar y a superar conflictos con otras personas de manera asertiva y madura. Además, nos ayudará a comprendernos mejor a uno mismo y a gestionar nuestras propias emociones, desarrollando más empatía y asertividad, lo que nos proporcionará estabilidad en todas nuestras relaciones.
Trabajar esto desde la práctica con los más pequeños de la casa permitirá que lo puedan entender, y llevar a cabo en su día a día, haciendo posible un futuro donde las personas sean más empáticas y responsables.
Alicia Valls Monzó, es psicóloga y terapeuta en Red Cenit
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