Llega el verano, temporada de sol, playa, helados y un sinfín de tiempo libre. Para muchos, época de desconexión, de tiempo de descanso y dedicación a uno mismo y a su familia. Para otros tantos, un vaivén de cambios, emociones y descontrol. Termina el curso y con él las rutinas del día a día; levantarse, desayunar, coger el metro, ir al colegio, etc.  Para muchos niños con Trastorno del Espectro Autista esta estación genera un estrés que es difícil de controlar; el no entender el porqué de no seguir con una rutina establecida les provoca cambios de humor y conductas desadaptativas que no saben cómo gestionar.

Esto lleva a las familias a envolverse en un ambiente de angustia y malestar. Afrontar esta situación es difícil, saber cómo hacerlo, aún más. Empieza su gran labor de malabarista. Esa madre y ese padre que vuelca todo su esfuerzo y empeño en poder darle a su hijo una mejor calidad de vida. Que busca y rebusca las formas de que éste se encuentre en un ambiente amable y respetuoso con él, con todos ellos. Esos grandes héroes y heroínas que viven intensamente cada día, cada paso, cada escalón.

Todos los días me pregunto cómo podría ayudar a las familias a pasar el verano con niños TEA de una forma más agradable. Hoy, veo alguna posible solución,  como puede ser realizar actividades que tengan rutinas en un entorno conocido que les dé seguridad; por ejemplo, ir a un camping familiar, a escuelas de verano o a campamentos de verano para niños con autismo. Estas estrategias pueden ayudar a transitar por este periodo de una forma lúdica y confortable tanto al niño con TEA como a su familia.

¿Qué se puede hacer?

  • Planifica actividades o rutinas semejantes a las realizadas en la temporada de invierno, como puede ser ir a clases de natación o ir a casa de los abuelos a merendar.
  • Asegúrate de que el niño entienda la rutina diaria con un calendario por escrito reforzado con imágenes, así evitaremos el estrés y posibles problemas de conducta.
  • Dedica un espacio del día para tareas similares a las escolares, de una forma lúdica y creativa, como hacer manualidades o contar cuentos.
  • Consiente momentos de retiro. Establece períodos en los que el niño pueda descansar de las demandas sociales que pueden llegar a ser muy exigentes y frustrantes para él.
  • Todo ello desde un enfoque positivo que apoye al niño y considere sus emociones y sentimientos de una forma clara y entendible para él.

¡Feliz verano!

Virginia Román, es logopeda en Red Cenit Valencia

 

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