La educación emocional es un proceso educativo continuo cuyo objetivo trata de potenciar el desarrollo emocional como complemento imprescindible del desarrollo cognitivo. Hoy en día y cada vez más, se va siendo más consciente de la necesidad de desarrollar esto para permitir afrontar la vida tanto personal como profesional con éxito y aumentar el bienestar a nivel de salud y convivencia.

Algunos de los objetivos generales de la educación emocional (Bisquerra, 2000), son:

  • Promover el desarrollo integral de la persona
  • Adquirir un mejor conocimiento de las propias emociones
  • Identificar las emociones del resto de personas
  • Desarrollar la habilidad para regular las emociones propias
  • Prevenir los efectos nocivos de las emociones negativas
  • Desarrollar la habilidad para generar emociones positivas
  • Desarrollar la habilidad para automotivarse
  • Adoptar una actitud positiva ante la vida
  • Mejorar las relaciones interpersonales
  • Desarrollar las habilidades de vida para el bienestar personal y social

Otros objetivos más específicos que podemos mencionar pueden ser:

  • Desarrollar la capacidad para prevenir y controlar el estrés, ansiedad y estados depresivos
  • Tomar conciencia de los factores que inducen el bienestar subjetivo
  • Desarrollar el sentido del humor
  • Desarrollar la capacidad para diferir recompensas inmediatas a favor de otras mayores pero más a largo plazo
  • Desarrollar la tolerancia a la frustración

Adentrándonos un poco más en este tema, podemos dividir las competencias emocionales en dos partes:

  • Competencias intrapersonales (son las competencias emocionales que van dirigidas a la propia persona). Dentro de ellas:
    • Conciencia emocional: se trata de una competencia que nos permite ser conscientes de lo que sentimos, poder ponerle nombre a las emociones ya que ayuda a desarrollar un vocabulario emocional. Asimismo, permite identificar y ser conscientes de las emociones de las demás personas así como comprender el significado y las ventajas o desventajas de cada una de las emociones.
    • Regulación emocional: nos permite responder de manera adecuada a las distintas situaciones emocionalmente intensas (como estrés, frustración, cansancio, enfado, debilidad, miedo, inseguridad, alegría, ilusión…), así como ayudarnos a proporcionar estrategias de regulación emocional como el diálogo interno, relajación, reestructuración cognitiva, regulación de sentimientos e impulsos,…
    • Autonomía emocional: nos permite tener confianza en nosotros mismos, tener una adecuada autoestima, pensar positivamente, automotivarnos, tomar decisiones de manera adecuada. Facilita la noción de identidad, conocimiento de uno mismo y la valoración positiva de las propias capacidades y limitaciones.

 

  • Por otro lado, tenemos las competencias interpersonales (son las competencias emocionales que van referidas al resto):
    • Habilidades socioemocionales: son habilidades que consisten en ser capaces de manejar cada una de las distintas situaciones sociales con el conjunto de emociones positivas y negativas que ello conlleva. El desarrollo de esta competencia implica: escucha activa, aprender a dar y recibir críticas de manera constructiva, comprender al resto y conseguir que nos comprendan (empatía), ser asertivos. También nos ayuda a enfrentarnos inteligentemente a cada uno de los conflictos que tenemos en nuestro día a día y a mantener buenas relaciones interpersonales con las personas con las que vivimos.
    • Habilidades de vida y bienestar personal: todas las personas aspiramos a conseguir la felicidad. Este tipo de habilidades ayudan a organizar una vida sana y equilibrada, superando posibles obstáculos que nos puedan deparar. Algunas de ellas son habilidades de organización (del tiempo, trabajo, tareas cotidianas), desarrollo personal y social, habilidades en la vida familiar, escolar y social, mantenimiento de una actitud positiva ante la vida.

En conclusión, las competencias emocionales se desarrollan aprendiendo a manejar una serie de habilidades prácticas y específicas, y éstas pueden ser una pieza clave del puzzle que forman la eficacia profesional y el bienestar personal.

Para terminar, explicaré una dinámica que forma parte del apartado de conciencia emocional. Su nombre es: LA ESCALA DE LAS EMOCIONES, y es una actividad que podemos adaptar a diferentes edades y contextos.

Como decía anteriormente, tomar conciencia de la intensidad y duración de nuestras emociones es muy importante, ya que nos ayuda a regularlas y a conocernos mejor. El objetivo de esta dinámica es identificar las emociones y sus diferentes niveles, saber en cada momento qué es lo que sentimos y conocer mejor al resto de personas.

Básicamente hay que pedir a los niños que nombren las emociones que conozcan (alegría, tristeza, miedo, sorpresa, asco,…) Podemos empezar por las emociones básicas e ir aumentando la dificultad hasta las secundarias (soledad, aburrimiento, vergüenza, culpa). En un papel, escribiremos una escala de 1 a 5, siendo 1 un poco y 5 mucho.  Entregaremos a los niños una ficha a cada uno en la que se propondrán diferentes situaciones en las que tienen que adivinar la emoción y la posible intensidad que sentirían en ese momento. Antes de rellenar esta ficha, podemos preguntarles: ¿Cómo podemos saber si alguien está contento, triste… muy contento…muy triste…? (gestos, tono de voz, postura corporal, forma de expresarse…) ¿Qué nos hace saber la intensidad de la emoción que siente una persona?

Algunos ejemplos de situaciones a añadir en la ficha para entregar pueden ser: estás viendo una película de fantasmas, te quedas solo en casa y está muy oscuro; has sido el último elegido para formar un equipo de juego en el patio; al llegar a casa te preparan tu comida favorita; has sacado un 6 en un examen; te llevan al sitio que tanto te gusta de excursión; alguien se ha metido contigo; ves a dos amigos tuyos peleándose,…

Por último, se comentaría la dinámica con el niño (o el grupo), y resumiríamos qué podemos aprender de todo ello para gestionar mejor nuestras emociones.

¿Os animáis a realizar esta dinámica para desarrollar las competencias emocionales de los vuestros hijos?

 “Educar la mente sin educar el corazón, no es educar en absoluto” (Aristóteles)

Virginia Domínguez, Psicóloga en Red Cenit

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