Las características principales de un perfil con Trastorno del Espectro Autista (TEA) no diferencian entre los géneros; estas están basada en características concretas tales como la no interpretación de la comunicación no verbal, empatía limitada, dificultades sociales, limitaciones físicas y, a menudo, una inteligencia alta; y la incidencia más frecuente en niños que en niñas, con una proporción de 4:1. Pero hoy en día crece la evidencia de que niñas y mujeres no se les diagnóstica bien por falta de conocimientos ¿es el diagnóstico del TEA en las niñas igual que en los niños?

La respuesta clara es que NO.
Al menos en la manifestación de la sintomatología, ya que la sintomatología propia de los TEA suele presentar ciertas diferencias de género y más aún en el Síndrome de Asperger (SA) donde suele ser más difícil, haciendo que muchas niñas y adolescentes pasen desapercibidas y por lo tanto no sean diagnosticadas. Se ve muy claro cuanto mayor es el nivel de gravedad, pero cuando no está esa gravedad la detección se hace compleja porque las niñas o mujeres presentan mayores capacidades sociales y como resultado una mejor capacidad de camuflaje social haciendo que pasen desapercibidas y la edad de diagnóstico aumente en torno a los 10 años e incluso más o se asocie con extrema timidez e incluso con depresión.

Pero, ¿por qué existen diferencias de género en el diagnóstico del TEA en las niñas?
Resulta que a pesar de tener el mismo perfil de habilidades y conductas, en las niñas tiende a aparecer de forma más sutil o suave. Las niñas al tener mayor recepción de sociabilidad, aunque esta sea con un bajo nivel de éxito, las hace buenas en ocultar problemas sociales. Además, parece que desarrollan cierto tipo de juego simbólico que, a priori, puede parecer “normal” pero que en el fondo puede esconder ciertas conductas obsesivas.

Al tener un buen nivel intelectual y verbal, se les considera más maduras, pudiendo caer en el error de darles una protección familiar que les exonera de otras relaciones sociales en esos primeros años de desarrollo.

A continuación, os muestro algunas diferencias en la forma de presentarse la sintomatología:

  1. Los niños en general tienden a presentar una mayor expresión del déficit social y una propensión a conductas disruptivas especialmente cuando se frustran. En cambio, las niñas tienden a tener más habilidades en el juego social, es decir, suelen seguir acciones sociales mediante la imitación diferida de roles sociales o conductas sociales.
  2. La Teoría de la mente suele estar mejor gestionada en las niñas que en los niños; les hace parecer más empáticas gracias a su mayor interés por participar en el grupo.
  3. Los intereses especiales en los niños relacionados con el transporte, con las ciencias (astronomía, espacio,…), y con la electrónica; Las niñas, en cambio, suelen tener intereses similares a las demás niñas (fantasía, animales, arte,…) pero la calidad e intensidad es diferente
  4. Las niñas tienen una capacidad de comunicación más avanzada que los niños, es decir, mayor habilidad para expresar información con carga social y abstracta. Habiendo un mayor dominio de los verbos cognitivos o metalistas (“pensar” o “sentir”).
  5. Tanto los niños como las niñas, a menudo tienen una alta sensibilidad emocional (dificultad para descifrar mensajes concretos de los interlocutores), y sensorial (percibir estímulos externos tales como ruidos, texturas o perfumes intensos, que les genera gran ansiedad y colapso mental), pero la diferencia viene dada en el tipo de respuesta, mucho más violenta en el caso de varones.
  6. La poca destreza motora está presente en ambos, pero en las niñas queda más oculto por la justificación errónea de que las niñas tienen menos capacidades físicas.
  7. Al parecer las niñas suelen ser más expresivas que los niños (en gestos faciales y lenguaje corporal), además de ser más abierta a la hora de hablar de sus sentimientos y emociones que los chicos.

Hay que estar muy atentos a algunos signos de alerta para poder tener un diagnostico precoz.
Estas son algunas pistas que pueden llevar a los padres a sospechar que sus hijas podrían tener un TEA:

  • Aislamiento aparente: buscan lugares tranquilos y aislados en situaciones sociales.
  • Con frecuencia presentan respuestas emocionales inusuales, es decir, crisis de ansiedad o llanto en situaciones en las que no parece tener sentido.
  • Imitan a su grupo de iguales de forma mecánica y hay una falta de espontaneidad.
  • Egocentrismos y rigidez: quieren dirigir siempre el juego, cuesta hacerles cambiar de opinión.
  • Establecen amistades exclusivas y excluyentes, incluso pueden llegar a obsesionarse con otros niños.
  • Juego rígido: juegan con muñecos u objetos simbólicos, pero se centran más en organizar el juego, preparar la escena y ordenar los objetos, que en el propio juego.
  • Dificultades para entender las bromas.

Algunas de las características que nos podemos encontrar en las mujeres con Síndrome de Asperger:

  • Puede que no vista a la moda, suele estar más asociado a la comodidad o práctica y aspectos sensoriales.
  • Los cortes de pelo sencillos de lavar y listo.
  • Pueden tener una personalidad excéntrica.
  • Apariencia o comportamiento más juvenil para su edad.
  • Usan el control como técnica para mantener el estrés.
  • Se sienten más felices en casa que en otros ambientes, porque es su zona de confort.
  • A menudo pueden ser amantes de la música y el arte.
  • Aprenden conocimientos de forma autodidáctica y a edad temprana (leer, sumar o restar).
  • Predominan problemas emociones de ansiedad o depresión y miedo.
  • Suelen ser muy perfeccionistas y con un alto nivel de autoexigencia.
  • Mutismo selectivo (deja de hablar en determinadas situaciones o con determinadas personas).
  • Pueden aparecer problemas en la conducta alimentaria (anorexia, bulimia,…).
  • Pueden ser percibidas como frías y egocéntricas.
  • Estilo de pensamiento rígido e inflexible.
  • Desde pequeñas se perciben distintas a las demás.

Es necesario hacer más investigación sobre diagnóstico del TEA en las niñas y que se produzca una desmasculinización del proceso diagnostico, para que vayan desapareciendo la asociación a otros trastornos como pueden ser trastornos de la personalidad, ansiedad, o depresión, incluso Trastorno por Déficit de Atención y/o Hiperactividad (TDAH),…; e incluso que desaparezca la etiqueta o el concepto de “raras” dejando de lado la invisibilidad que les persigue.

Más información sobre diagnóstico e intervención en nuestros centros: 96 360 16 16 / 609 759 016


“He aquí mi secreto, que no puede ser más simple: solo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible a los ojos” (El Principito)

Marian Sirera Conca, Pedagoga. Coordinadora Diagnósticos e Intervención en los Trastornos del Neurodesarrollo en RED CENIT Valencia