Desde que se es un bebé, el ambiente en el que se desenvuelve el niño debe ser rico en oportunidades para comprender y desarrollar el lenguaje, ya que estas experiencias tendrán un impacto directo tanto en su desarrollo actual, como en los años posteriores.
Por ello, os presentamos a continuación una serie de estrategias para estimular el lenguaje del niño que espero tengáis en cuenta a la hora de interactuar con vuestro hijo o hija. Ya que incorporar estas estrategias en nuestra forma de relacionarnos con nuestros pequeños, generará un mayor número de oportunidades para practicar habilidades de comunicación.
- Aprovechar las rutinas del día a día.
En la etapa infantil, las rutinas suponen un importante beneficio para el desarrollo del niño, ya que los niños necesitan anticipar qué va a ocurrir para sentirse seguros emocionalmente, por lo que las rutinas estables les ayudan a estar más tranquilos y seguros de sí mismos. Pero las rutinas aportan mucho más que eso, pues en esta etapa, gran parte de lo que se aprende, deriva de las situaciones naturales del contexto diario. Rutinas como despertarse, el desayuno, la hora del aseo, del vestido, de la comida, de la entrada a casa, etc., son las situaciones perfectas para estimular el lenguaje del niño, ya que conllevan ciertas ventajas para el aprendizaje, al ser experiencias de lenguaje continuadas, repetitivas y contextualizadas. Solo es importante para aprovecharnos de esas experiencias de un modo óptimo, pararnos a pensar cuáles son esas rutinas y qué podemos aprovechar de ellas.
Os propongo un ejemplo: si me planteara cómo podría estimular el lenguaje del niño en la rutina diaria de «llegar a casa», podría enfocar mis interacciones con él, con el fin de estimular el siguiente vocabulario: patio, buzón, cartas, ascensor, botón, piso, puerta, llaves, apretar, coger, sacar, abrir, cerrar, subir, bajar, arriba, abajo, abierto, cerrado. - Hacer partícipe al niño de las rutinas del adulto
Actividades cómo limpiar la casa, cocinar, o hacer la colada, no deben ser rutinas exclusivas del adulto. No dejemos a los niños al margen, pues permitir que nos ayuden, en la medida de sus posibilidades, potenciará mayores oportunidades para comunicarse y de adquirir vocabulario. Creemos un ambiente rico en oportunidades para estimular el lenguaje del niño. - Modificar el ambiente para crear oportunidades de comunicación.
Colocar sus juguetes, su picoteo o postres favoritos a la vista, pero fuera de su alcance, les da la oportunidad de comunicar lo que desean. Etiquetar los estantes y las cajas de juguetes y materiales con imágenes y con el nombre, para que sepan cuál es lugar adecuado para cada cosa, potenciará el orden, la organización y la comunicación, así como el desarrollo de la lectura. - Imitar y añadir lenguaje
Por ejemplo, si el niño dice «ota», mostrándonos una pelota, podríamos contestarle, «Sí, es una pelota roja» incluso ampliar un poco más, «es una pelota roja», «una pelota muy bonita». Hacer esto les demuestra a los niños que le escuchamos y que les hemos entendido, lo que fomentará el interés por comunicarse de nuevo. Es muy importante que, aunque el niño pronuncie mal, nosotros utilicemos las formas correctas de las palabras, aportando al niño un modelo adecuado de lenguaje. - Dejar espacio para la comunicación
Para ello, existen una serie de recomendaciones que os aconsejo poner en práctica:
– Hacer preguntas abiertas en lugar de preguntas que se puedan contestar con un SÍ o un NO (qué, quién, dónde, cómo, porqué,…), dan la posibilidad de practicar el lenguaje.
– Hacer preguntas que permitan al niño dirigir la actividad o el juego “¿qué vamos a hacer ahora?”, “¿qué hacemos con esto?”, “¿dónde va esta pieza?”
– Ofrecer opciones para favorecer la elección, tanto en el juego como en las diferentes actividades y rutinas. “¿Prefieres cereales o galletas?”, “¿quieres sentarte en el suelo o en la silla?”, “¿jugamos a PinyPon o a las comiditas?”.
– Darle la oportunidad de expresar lo que saben y lo que pueden decir. Por ejemplo, llenar un espacio en una canción familiar, completar una frase “yo tengo un…”
– Darle el tiempo necesario para elaborar su respuesta o su mensaje. - Seguir su iniciativa
Durante las actividades del día a día es importante atender y seguir las iniciativas del niño. Responder a sus vocalizaciones, gestos o palabras, potencia el interés por comunicar.
Durante el juego, si queremos aumentar las probabilidades de que se comunique, debemos permitir que nuestros hijos nos guíen en la manera de jugar, no debemos imponer formas de juego, sigamos sus propios intereses. - Realizar comentarios
Hacer comentarios durante las rutinas diarias, nombrar y describir las acciones y actividades que se realizan, o los materiales u objetos que se usan, proporcionan a los niños palabras nuevas para comunicarse y modelos para describir sus propias experiencias.
Se trata de hablar sobre lo que se ha hecho, sobre lo que se está haciendo, sobre lo que se va a hacer; teniendo en cuenta lo que se ve, lo que se oye, lo que se huele, o se siente al tocar.
Por ejemplo: «ummm… Huele a café», » papá se toma su café». O «ya hemos preparado la comida», «ahora nos lavamos las manos», «y luego, nos sentaremos a comer el arroz y la ensalada».
También es muy recomendable realizar comentarios positivos acerca del comportamiento y de la comunicación del niño. Comentarios como «Te felicito por guardar tan bien tus juguetes»; «Muy bien, le has dicho adiós a la abuela»; «Qué bien que juegas, has hecho una torre muy alta»; «¿Me pasas la sal?». «Gracias», «eres un buen ayudante»; o, «Genial, has esperado tu turno y has pedido ayuda», » yo te ayudaré»; permiten al niño sentir que lo que hacen o dicen es importante. - Ser un poco payaso
Jugar a equivocarnos absurdamente para que nuestro hijo nos corrija y nos explique cómo se dice o se hace, por ejemplo, colocando prendas en un lugar inesperado (un calcetín en una mano); o fingir que no ves algo que está a simple vista, para que el niño tenga que explicar dónde está, ayudándote a encontrarlo son recursos muy potentes para estimular el lenguaje del niño. Aquí la creatividad de los padres y cuidadores juega un importante papel.
Hasta aquí los consejos y pautas para estimular el lenguaje del niño y provocar que se comuniquen a través de las rutinas del día a día.
¡Convirtámonos en los mejores compañeros de comunicación!.
María Vivó, es especialista en audición y lenguaje, y terapeuta en Red Cenit Valencia