Favorecer la práctica de deporte en personas con Autismo.
La intervención en entornos y contextos naturales de las personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA) tiene una especial importancia y relevancia para la mejor asimilación y desarrollo en los diferentes tratamientos, reflejándose entre otras, el aprendizaje y la práctica de diferentes disciplinas deportivas.
Las disciplinas deportivas son un excelente instrumento para estimular: los estados atencionales, la imitación, el seguimiento de órdenes, la socialización, en conjunto, éstas propician la disposición para la consecución de nuevos aprendizajes en diferentes contextos y con otras personas. Es una buena oportunidad para desarrollar vínculos sociales tanto con sus familias, como con sus amigos si éstos se hacen partícipes de ello, disfrutando de momentos de unión y felicidad.
Las personas con autismo, a menudo, presentan ciertos déficits en tareas psicomotrices por lo que es un excelente complemento de las terapias psicomotrices que realizamos los especialistas que trabajamos con ellos en este sentido, siendo asumidas en el programa de intervención individualizado de cada uno de los niñ@s.
La finalidad de la actividad física, para cualquiera de nosotros, es el desarrollo global de la salud del individuo por lo que principalmente buscamos que la práctica del deporte nos proporcione: bienestar físico y psíquico, relajación y un estado de felicidad durante y tras la práctica del mismo.
Al hablar de actividad física en la intervención de niños con autismo, es importante definir sus niveles ya que resulta clave para comprender y adecuar las necesidades de cada persona según su edad, habilidades físico motoras, habilidades conductuales y características propias de su personalidad.
En primer lugar, puntualicemos que los niveles de actividad física en el juego se caracterizan por ser movimientos libres, en los que no existen secuencias, donde no hay reglas y no se requieren habilidades especiales.
Mientras que los niveles de actividad en actividades físicas; requieren de una postura, una respiración y unos movimientos adecuados, si existe el orden y la secuencia, hay que comprometerse a unas reglas de juego pero, por otro lado estas actividades tampoco requieren de unas habilidades físicas especiales.
Por último, los niveles de actividad física en las disciplinas deportivas; se caracterizan por un dominio corporal, un entrenamiento habitual, un conocimiento de las normas deportivas y si se requieren unas características físicas y habilidades determinadas para cada deporte.
Las personas con autismo, podrán lograr ciertos niveles de actividad física con esfuerzo y dedicación; y el salto de uno al otro dependerá de las condiciones individuales de cada uno de ellos/as.
La primera etapa en la que nos debemos sumergir para este aprendizaje , trata del acondicionamiento físico que aporta un método para la enseñanza de las partes del cuerpo, posibilita a la persona una mayor capacidad de conocerlo y manejarlo trabajándolo de forma coordinada. Por otro lado, facilita a la persona con autismo la comprensión y el seguimiento de órdenes y desarrolla el sistema viso motor de forma tanto individual como conjunta.
Al trabajar con secuencias cortas y ordenadas, resultan ser rítmicas lo que favorecen ordenar el movimiento del cuerpo. Debemos observar, que lo que resulta para una persona sin autismo aprender de forma no consciente mediante juegos y con la búsqueda del propio dominio con el fin de alcanzar habilidades y metas, sí resulta complicado de entender para personas con autismo porque no tiene ninguna lógica.
Las destrezas motoras para personas con autismo surgen de forma no consciente y espontánea ante un estímulo y una necesidad, además, generalmente no pueden repetirse de forma consciente, así entonces es necesario, por medio de la práctica, que la consecución de los movimientos lleguen a ser hábitos que después serán reconocidos por éstas personas volviéndolos partes de sus vidas y repitiéndolos de forma consciente cuando lo requieran. La atención debe ser personalizada en cada caso para lograr que se entienda la rutina deportiva de la clase.
En el caso de las personas con autismo con falta de atención y la imposibilidad de seguir órdenes; será necesaria la ayuda con apoyo visual o el refuerzo físico de moldeamiento. Este apoyo se irá retirando poco a poco según vaya consiguiendo la postura adecuada y la correcta realización de los ejercicios físicos.
Es muy importante tener en cuenta la adecuada posición para realizarse los movimientos ya que cuando se tenga la postura, respire y haga uso de su cuerpo correctamente podrá beneficiarse de cambios en su sistema metabólico y neuromotor.
Cuando se comienzan a conseguir los objetivos de conducta, de disposición y de posición en el aprendizaje individual, será realmente positivo y recomendable formar grupos con otras personas con autismo, con el mismo nivel de comprensión y capacidad motora.
Por otro lado, las personas con autismo que tienen problemas motores suelen ser casos de autismo severo y personas con diagnósticos múltiples, que a su vez, presentan problemas conductuales y de atención y/o trastornos psicomotrices graves… Una gran solución para estas personas, es la realización de ejercicios en el medio acuático, ya que se debe buscar el disfrute del movimiento, así como, para aquellas personas que no se pueden movilizar, el ejercicio en la piscina facilita dicha movilización, las personas que no pueden caminar o lo hacen con ayuda, podrán desplazarse y jugar de forma libre en el agua. En un principio será con ayuda; bien del entrenador o de tablas flotantes y poco a poco se irá retirando la ayuda. Una de la ventajas qiue nos ofrece el medio acuático es que no se producen roces entre los músculos, el peso del cuerpo es más ligero y no hay sufrimiento articular, factores estos a tener en cuenta en determinados casos.
En el autismo se presentan generalmente deficiencias a nivel vestibular, que como hemos hablado en otras ocasiones, se trata de la coordinación de nuestra sensación de movimientos a través de la información inconsciente del sistema visual y auditivo y deficiencia a nivel propioceptivo ( información a través del aparato muscular, ligamentario y articular), esto dificulta en el primer caso tener dominio en las áreas del equilibrio y noción de posición en el espacio.
Con respecto al nivel propioceptivo afectado, no permite tener conciencia de los movimientos, medir la relación espacial ante los objetos ni medir la fuerza o suavidad de nuestros movimientos frente ellos. Es por esta causa que muchas veces la persona con autismo presenta movimientos torpes, sean muy acelerados o sumamente lentos.
La mayoría de la personas con autismo tienen dificultades en el seguimiento de órdenes. Así, en un principio, la falta de concentración, la poca disponibilidad para el aprendizaje y en ocasiones los trastornos psicomotrices, es difícil que puedan entender la lógica de un entrenamiento en todos sus niveles. Además, cabe decir, que el hecho de que no se hayan acostumbrado a utilizar su cuerpo de manera ordenada ralentiza el entrenamiento.
El sistema nervioso de la personas con autismo, no ha sido ejercitado para enviar señales ordenadas y correctas al sistema neuromotor, los músculos no pueden estar en continuo movimiento y ordenado por largos periodos de tiempo; y es en ese momento donde se dan las respuestas de movimientos sin coordinación e involuntarios como los aleteos, las carreras sin dirección, las contracciones musculares e incluso las agresiones y las auto agresiones.
Por otro lado, nos encontramos el comportamiento de la persona con autismo, donde su fijación de la mirada es mínima, se frustra de forma inmediata si no hace su voluntad o si encuentra alguna dificultad.
Por todo lo anterior, las rutinas en los inicios del entrenamiento para personas con autismo deben ser muy atrayentes y cortas dándose órdenes simples y directas; favoreciendo su aprendizaje con la intencionalidad de darse cuenta que está aprendiendo desde la presentación de reglas y que puede mover su cuerpo de esa manera que había sido desconocida anteriormente para él o ella.
Para que las órdenes se hagan comprensibles, la persona que esté al cargo como entrenador o entrenadora, debe ir dirigiendo de forma verbal todos los movimientos que se vayan haciendo con el cuerpo (camina, ven, siéntate, dame pie, dame mano, movemos manos, etc); así cada vez con el constante entrenamiento se logra que las órdenes se hagan conocidas, que se conozca la rutina y que pueda prepararse para pasar a órdenes más complejas.
Cuando una persona con autismo mantiene el equilibrio en un área estrecha, le permite utilizar su capacidad visomotora y lograr un dominio de su cuerpo; además funciona para regular el nivel de ansiedad que le puede producir, si se cae de forma reiterativa existe la imitación, determinara el tipo de rutina a seguir para no verse más alterado.
La importancia de la capacidad imitativa en personas con autismo, la cual se estimula en este caso cuando ya conoce la rutina; en personas con espectro autista no existe este problema ya que poseen mayor dominio de atención, imitación y disposición para el aprendizaje.
En personas con autismo severo la capacidad imitativa es muy baja y en algunos casos nula, así se consigue después de mucho trabajo muscular y de seguimiento de órdenes.
Para facilitar el desarrollo de la capacidad imitativa es aconsejable iniciar las rutinas frente a un espejo, después se retira y se utiliza a un tercer agente para que realice frente a él/ella las veces que lo ha realiza.
Una vez logramos que la persona con autismo tenga un nivel de imitación constante y mantenga la atención, copiando la rutina de ejercicios que ya conoce e incluso copiar nuevos ejercicios sin alterarse, podemos decir que se ha conseguido con éxito el entrenamiento personal y podemos pasar a un entrenamiento grupal que describiremos en el siguiente artículo.
«Podemos mantener viva la facultad del esfuerzo, sometiéndola cada día a un pequeño ejercicio gratuito, con dosis de paciencia y cariño.»
Vanessa Civera, pedagoga y terapeuta en Red Cenit.