No es siempre fácil distinguir entre los miedos evolutivos, que desaparecen con la edad, y las fobias o miedos infantiles que amenazan el bienestar de los niños que los padecen.
Todos los niños tienen miedos en algún momento de su vida. La mayoría son pasajeros, varían a lo largo del desarrollo y se resuelven espontáneamente con la evolución y la mejora de sus capacidades cognitivas. En ocasiones, puede resultar complicado diferenciar los miedos normales de las fobias.
¿Cuando el miedo y la ansiedad dejan de ser respuestas normales?
El miedo y la ansiedad dejan de ser respuestas normales, adaptativas, necesarias y positivas cuando superan el umbral de tolerancia, no hay percepción de control, se produce una evitación continuada del estímulo aversivo e interfieren considerablemente en el funcionamiento normal y adaptativo.
Estas respuestas son excesivas y vienen cargadas de un estado de ansiedad considerable, continuo y persistente, son poco razonables e intensamente desproporcionadas, se prolongan en el tiempo y generan un malestar clínicamente significativo.
En esta situación el miedo se convierte en fobia, donde ya no hay miedo sino pánico, y la ansiedad deja de ser positiva para pasar a ser negativa y patológica.
Para comprender mejor qué ocurre ante una fobia podemos analizar las manifestaciones a través de tres niveles de respuesta: el fisiológico, el motor y el cognitivo.
Respuesta cognitiva: se refiere a todos los pensamientos, creencias e imágenes. Todo ello con un gran contenido de peligro o amenaza y que derivan del temor percibido ante el estímulo fóbico. La anticipación será totalmente negativa e incluso con mucho tiempo de antelación.
Normalmente nos encontraremos con:
- Gran cantidad de anticipaciones subjetivas relacionadas con las reacciones fisiológicas.
- Muchas creencias erróneas, negativas e irracionales respecto a la situación temida.
- Excesivo cansancio físico y mental
- Dificultades de atención, memorización y concentración mental.
- Percepción espacio-temporal alterada.
- Pensamientos irreales, distorsionados, muy negativos y catastrofistas.
- Tener sensación de irrealidad, de tristeza y de gran desinterés por el entorno
- Sentimientos de fracaso e incapacidad de afrontamiento
- Miedo a morir, a asfixiarse, a sufrir un infarto, a sufrir un accidente, a perder el control…
Respuesta fisiológica: se incluyen todas las manifestaciones internas que podemos sentir cuando nos encontramos ante el estímulo fóbico. Las sensaciones variarán de unas personas a otras en función del tipo de fobia. Lo que para unas será fundamental, para otras puede resultar irrelevante.
Entre las manifestaciones fisiológicas más comunes podemos encontrar las siguientes:
- Aceleración del ritmo cardíaco, palpitaciones
- Opresión torácica intensa, dolor o malestar en el pecho
- Sensación de falta de aire, de ahogo, de atragantamiento
- Sudoración excesiva
- Sequedad de garganta y boca
- Urgencia de orinar y defecar
- Temblores, parestesias (entumecimiento de miembros o sensaciones de hormigueo)
- Dificultades para dormir
- Dolores musculares, de cabeza, abdominales,…
- Acidez gástrica
- Perturbaciones digestivas (diarrea o estreñimiento, nauseas, vómitos)
- Sensación de mareo, vértigo e incluso pérdida de conocimiento
Respuesta motora: incluye todos aquellos comportamientos destinados a la evitación, a la huida, a la búsqueda de ayuda y de seguridad, al aislamiento, a realizar cualquier cosa que les permita librarse o escapar del peligro.
En general, nos encontraremos con:
- Evitación total del objeto temido
- Aislamiento o intento de estar rodeado de las personas que incrementen la seguridad
- Urgencia por escapar, huída con total pérdida de control
- Irritabilidad, ira, agresividad, movimientos descontrolados
- Gritar, llorar, bloquearse con gran inhibición motora…
Estas tres respuestas, la cognitiva, la fisiológica y la motora se van a encontrar siempre presentes e íntimamente interrelacionadas cuando se active un estado de ansiedad anormal. En este caso se recomienda consultar a un profesional.
¿Cuáles son las fobias más comunes en los niños?
Fobia específica: Es una ansiedad asociada con un objeto o situación específica la cual el niño trata de evitar, anticipa con temor o vive con ansiedad extrema llegando a interferir con las rutinas y actividades normales. Ejemplos de fobias específicas son: miedo a las serpientes, miedo a los insectos o miedo a los payasos.
Fobia social: La persona se angustia en situaciones donde se siente expuesta. El niño tiene temor de hablar con un maestro, de caminar frente a sus compañeros de clase cuando necesita ir al baño; teme participar en clase, en una representación escolar, etc.
Agorafobia: Es el temor a los espacios abiertos y por extensión, a otros espacios de los que puede resultar difícil o embarazoso escapar.
Claustrofobia: Miedo a los espacios cerrados como un ascensor, un túnel o un avión.
Aracnofobia: Excesivo temor a las arañas.
Ablutofobia: Miedo a lavarse, tomar un baño o una ducha.
Zoofobia: Miedo a los animales.
Hidrofobia: Miedo al agua.
Fobia escolar: Rechazo a ir a la escuela.
Otras fobias: A la sangre, las inyecciones, a la oscuridad, a las alturas, etc.
También hay quien sufre un tipo de fobia simple, y hay quien presenta una combinación de varias fobias.
Cuando los miedos se transforman en fobias, y afectan a la calidad de vida del niño, es necesario acudir a un profesional que pueda ayudarlo a superar esta etapa.
Raquel Herrero, psicóloga clínica en Red Cenit Valencia