La utilización de juegos de reglas en el acto de jugar aparece tímidamente y de forma progresiva, junto con el juego simbólico y durante toda la fase pre-operacional, como la denominó Joan Piaget al hablar del desarrollo cognitivo del niño de 2 a 6 años.
Es alrededor de los 3 años cuando empiezan a surgir los primeros juegos de reglas y se requiere la participación de un adulto o también por imitación, al verlo hacer a otros niños mayores. Podría servir como ejemplo “pasemisí pasemisá», pero el que se den este tipo de juegos va a depender del medio en el que se mueve el niño. Por tanto el uso de las primeras “reglas” o mejor dicho “normas” están presentes mucho antes de que el niño llegue a la etapa cognitiva de las operaciones concretas.
Entre los 4 y 5 años empieza a emerger la capacidad de ponerse en el lugar de los demás, sin embargo el egocentrismo sigue estando muy presente en esta fase, por lo que todavía tienen dificultad para acceder al pensamiento y a la reflexión; los niños cuando juegan juntos utilizan normas pero no son conscientes de ello, ni están interesados en ganar y “el ganar” solo sirve para volver a empezar. Las normas se acatan como una forma de jugar más, también juegan por su cuenta sin tener en cuenta las acciones de los otros, sus normas son egocéntricas, las incumplen y las modifican sobre la marcha.
Pero en los 6 años, cuando empieza la etapa cognitiva de las operaciones concretas (de 6 a 12 años), la mente del niño evoluciona y con ella las normas de juego, que se convierten en “reglas propiamente dichas”, algunas son trasmitidas de generación en generación. La actividad de juego trasciende de lo individual a lo colectivo. Son reglas externas al niño y las acepta al tiempo que aprende a compartir; estas regulan el juego del grupo, y tienen un carácter de “verdad absoluta” por lo que se deben cumplir; son momentos en los que ya ha superado la tendencia al arrebato y el egocentrismo de las primeras edades. Ahora es capaz de ponerse en el lugar del otro por lo que se tienen en cuenta las acciones de los demás. Se trata de jugar unos contra otros, para ver quién es el ganador, pero al principio el niño no acepta perder y aparecen “las trampas” pues las necesita para conseguir su objetivo. De normal los primeros juegos de reglas suelen ser sencillos como el escondite, pillar, la gallina ciega, juegos de pelota. Pero hay muchísimos repartidos entre “juegos de mesa o de patio”, como piedra-papel-tijera, el parchís, el dominó, la oca, tres en raya, ajedrez, los memoramas, sillas musicales, monos locos, los bolos, también pies quietos, el juego del pañuelo, las canicas, entre otros muchos.
Estas son las diferencias entre el juego de reglas de los niños pequeños (preescolar) y el juego de reglas de los niños mayores.
Es necesario tiempo, madurez y practica para entender que las reglas pueden surgir de los acuerdos entre los jugadores y se pueden modificar por negociación, por lo tanto pueden organizarse para conseguir objetivos comunes. Es la etapa cognitiva de las operaciones formales, donde su capacidad mental es más flexible (de los 12 años en adelante), donde el juego se va adaptando más a la realidad y a la socialización con los demás, por lo que aparecerán los juegos colectivos y luego juegos de ejercitación donde se perfeccionan las normas acordadas.
Para todas las personas que estamos cerca de los niños, padres, familiares, profesores, terapeutas etc. el juego es una herramienta indispensable, ya que nos aporta información acerca del momento evolutivo en el que se encuentra, de sus capacidades y de sus necesidades. A través de esta modalidad de juego podemos detectar ciertas dificultades como pueden ser los trastornos del neurodesarrollo; podemos observar a niños que se frustran y son poco tolerantes ante cualquier cambio en las normas del juego; otros pueden no querer compartir juego con sus iguales, o puede que les cueste comprender; otros pueden tener dificultades en esperar su turno de juego, pues tienden a precipitarse y tienen poco control de la espera. A todos ellos se les tiene que enseñar las habilidades necesarias para saber jugar con sus iguales de forma satisfactoria y en Red Cenit enseñamos, entre otras cosas, estas habilidades tan importantes en la etapa infantil de los niños, porque los juegos de reglas intervienen en su proceso psicoevolutivo, favoreciendo su desarrollo, así como otras capacidades y competencias de las que hablaremos en próximos artículos.
Pilar Espinosa, psicóloga de Red Cenit Valencia
Hay varios 2 comentarios
Hola tengo esta pregunta por que deben haber normas en el juego?
Si juego y respetando las reglas