Cuando un niño tiene problemas con el desarrollo de su lenguaje, es necesario comenzar por potenciar su intención comunicativa, modificando en la medida de lo posible el ambiente para crear oportunidades para el empleo del lenguaje.

Situar los juguetes fuera del alcance para que los tenga que pedir; en vez de ponerle directamente la ropita, sacarle dos mudas para que tenga la oportunidad de elegir; esconder una zapatilla de estar por casa y jugar a buscarla juntos, “¿dónde está la zapatilla?”, “¿estará detrás de la silla?”; jugar a las cosquillitas y que él tenga que decir la parte del cuerpo donde las quiere; etc., son algunas cosas que podemos hacer para estimular el lenguaje.

¡Hay que ser creativo! Prácticamente todas las situaciones de la vida diaria generan oportunidades para estimular el desarrollo del lenguaje oral. Sólo hay que aprender a aprovecharlas.

Nosotros, los profesionales del lenguaje tenemos esta habilidad más que desarrollada necesariamente, de lo contrario, no seríamos buenos profesionales. Personalmente, por “defecto profesional”, no puedo dejar de estimular el lenguaje de mi hijo, (ahora va a hacer 3 añitos). Pero no lo hago de forma consciente, sino que la experiencia que he tenido en este campo me permite hacerlo de un modo natural, comprendiendo cuando mi hijo está aprendiendo y disfrutando con nuestras interacciones y cuando no lo está.

No obstante, soy muy consciente que la habilidad que tiene cada uno para crear este tipo de oportunidades para el desarrollo comunicativo y lingüístico de sus hijos, es muy diferente. Y a lo largo de mi camino me he topado con muchos padres y familiares necesitados, no solo de pautas, sino de ejercicios específicos y concretos para aprender a estimular el lenguaje de sus hijos mediante el juego y la interacción a través de las rutinas diarias.

Yo misma, solía dar pautas del tipo “debéis favorecer el contacto ocular cuando le habléis y cuando os hable”. Y muchos padres seguro que pensaron, ¡Muy bien!, y esto… ¿cómo se hace? Muchas veces he caído en ese error. Pero de los errores, yo también aprendo.

Es por ello, que, a los interesados, siempre les recomiendo algunas lecturas  de Hablando nos entendemos los dos, de Jan Pepper y Elaine Weitzman (disponible en Internet) un libro indispensable para todo aquel que desee adquirir las nociones necesarias para estimular el lenguaje del niño con dificultades en  su desarrollo, como lo haría un profesional. Este libro enseña a la familia  a crear oportunidades, ofreciendo diferentes estrategias y actividades,  para fomentar la interacción y la comunicación de sus hijos de una manera práctica y con un lenguaje muy sencillo. Resulta de gran ayuda, no solo para aprender a estimular el lenguaje de forma adecuada, sino también, nos sirve para poder darnos cuenta de las cosas que estábamos haciendo mal. Nadie nace sabiendo y hasta los profesionales del lenguaje cometemos errores, pero conocer nuestros puntos flacos como estimuladores es de gran ayuda para mejorar.

Con esta guía aprenderemos a:

  • Aceptar y partir de la iniciativa del niño.
  • Cómo hablar para que tu hijo pueda entenderte.
  • Cómo responder a su hijo de manera que pueda favorecer el aprendizaje del lenguaje.
  • Qué puede motivar a tu hijo para comunicarse.
  • Aprenderás a cómo interactuar con tu hijo o tu hija durante las rutinas y actividades.
  • También aprenderás cómo hacer que las palabras sean más fáciles para que tu hijo las aprenda y las recuerde.

Otro libro imprescindible si tenéis un niño o niña con Trastorno del Espectro Autista, es Más que palabras de  Fern Sussman. Este libro ayuda a los padres mostrando de un modo claro y con ejemplos prácticos, cómo ayudar a sus hijos a comunicarse y a mejorar sus habilidades sociales aprovechando las actividades cotidianas, como la hora de la comida y del baño por medio de los juegos y los cuentos. Con esta guía aprenderás:

  • Cómo se comunica tu niño/a en el momento actual y los siguientes pasos a dar
  • Cómo aprende mejor tu niño/a y cómo aprovechar esas preferencias
  • Qué motiva a tu niño/a a comunicarse
  • Cómo convertir actividades del día a día en oportunidades para aprender a comunicarse
  • Cómo utilizar las imágenes y la escritura para ayudar a tu niño/a a comprender
  • Cómo hablar de manera que tu niño/a te entienda
  • Cómo desarrollar las habilidades de juego de tu niño/a
  • Por qué tu niño/a se comporta de cierta manera y qué puedes hacer respecto a esos comportamientos
  • Cómo ayudar a tu niño/a a hacer amigos

Ambos libros forman parte del Programa Hannen, que fue creado en Toronto, en la universidad McGill por la logopeda Ayala Manolson en los años 70 y que se basa en la idea de que la mayor fuente de estimulación proviene de la familia, por lo que es lógico que formarles a ellos, para enseñarles a interactuar con sus hijos, es la mejor estrategia para ayudar a los niños; desde los que están en una etapa muy temprana de la comunicación, hasta aquellos que ya han comenzado a hablar con oraciones cortas. Reconoce la importancia de hacerlo lo más tempranamente posible, así como de estimular el lenguaje a partir de las situaciones habituales que se dan en la vida cotidiana.

En la actualidad se utiliza como un método complementario a una terapia global de intervención. Y nosotros, por supuesto, os lo recomendamos.

María Vivó, es especialista en audición y lenguaje, y terapeuta en Red Cenit Valencia

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