Las dificultades en las relaciones con los demás son uno de los problemas asociados al Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). Estas dificultades en las relaciones sociales son debidas a su impulsividad, su baja capacidad reflexiva, la dificultad para ponerse en el lugar de los demás, etc., y estos déficits, en un grado extremo, pueden llevar a un rechazo por parte de sus compañeros, profesores o familiares.

 

Dentro de este contexto social en el que se da el TDAH, la familia y más concretamente los padres, tienen un papel fundamental, ya que todos los miembros de ésta interactúan y se influyen mutuamente. Además, de las decisiones y las influencias de los padres va a depender en gran parte el desarrollo del niño.

Estudios realizados al respecto, han observado que los padres perciben la convivencia con un niño con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad difícil y estresante, lo cual influye negativamente en el clima familiar. Entre los problemas familiares que se observan, es frecuente que los padres tengan grandes dificultades para manejar el comportamiento del niño, que la vida social de la familia se vea limitada, evitando salidas y visitas a otras personas, o que sus hermanos tengan cierto resentimiento por la atención que éstos reciben.

Es importante saber que las interacciones entre los padres y sus hijos tienen una importante influencia en el moldeado de su comportamiento, y por tanto, hay una serie de estrategias que se pueden utilizar para mejorar las relaciones entre los niños con TDAH y sus familias:

  • Los padres deben actuar como un ejemplo de comportamiento. En todos los casos, los padres son claros ejemplos de cómo comportarse para sus hijos, pero en el caso de niños con TDAH esto es aún más importante si cabe. Son importantes las muestras de afecto, el reconocimiento de los actos del niño, escuchar con tranquilidad,…
  • Informarse ampliamente sobre el trastorno, para poder manejarlo satisfactoriamente y actuar de forma adecuada ante sus síntomas y características.
  • Reforzar todas las conductas positivas del niño e incluso los intentos de buen comportamiento. Cambiar el castigo ante conductas negativas por el refuerzo ante conductas positivas.
  • Evitar los enfados y discusiones ante temas menores que podrían ser ignorados o resueltos de otra manera más positiva.
  • Mantener una buena comunicación dentro de la familia: escuchar todo lo que el niño nos quiera contar, transmitir confianza para que cuente cómo se siente, utilizar un lenguaje positivo, etc.
  • Evitar las reprimendas y las discusiones cuando el niño está con amigos u otros familiares. Es más conveniente hablar cuando los padres estén asolas con ellos.
  • Repartir equilibradamente la crianza entra ambos progenitores puede servir de ayuda para eliminar la sobrecarga de trabajo y evitar las discusiones por cansancio o situaciones de estrés.

Más allá de las estrategias comentadas anteriormente, y que pueden mejorar notablemente el clima familiar, es muy importante la colaboración e implicación de la familia en el tratamiento de los niños con TDAH, de forma que conozcan cómo realizar un correcto manejo de su comportamiento, utilicen unas correctas habilidades de comunicación y adopten unas expectativas adecuadas y ajustadas a la realidad.

Victoria Fuster, psicóloga y terapeuta en Red Cenit