Algunos niños que presentan una integración sensorial pobre pueden llegar a corregir este problema sin ayuda de un Terapeuta Ocupacional, siempre y cuando tengan un ambiente favorecedor y con mucha estimulación. Cuando estos problemas se agravan es mejor consultar con Terapeutas Ocupacionales especializados en integración sensorial. En Red Cenit realizamos intervenciones adaptadas a las necesidades de los niños.

Pero, ¿qué pueden hacer los padres para favorecer el desarrollo de la integración sensorial?

  • Etapa Prenatal
    El desarrollo de la integración sensorial comienza antes de nacer. Ya en el útero materno el feto comienza a estimular su sistema vestibular gracias a los movimientos de la madre. Además, los latidos del corazón, el sonido de la voz o la luz sobre el abdomen, ayudan a desarrollar el resto de sistemas. Por este motivo, durante esta etapa, se recomienda a las madres que se mezan para estimular el sistema vestibular del feto.
  • Recién Nacido
    Después del nacimiento, actividades como arropar fuertemente al recién nacido con un paño, (práctica típica de otras culturas), contribuye al desarrollo de la integración sensorial ya que ofrece al bebé experiencias propioceptivas y táctiles importantes, además de ayudarlo a tranquilizarse.
    La lactancia materna es otra de las actividades que favorecen este desarrollo, ya que contribuye al desarrollo del sistema táctil y visual. Durante esta etapa se recomienda el uso de mecedoras. Mecer a los niños mientras están en el regazo de un familiar es una actividad que ofrece una gran variedad de estímulos sensoriales.
    Los masajes son muy beneficiosos, ya que contribuyen al desarrollo del sistema táctil y propioceptivo, además de favorecer el apego, la visión y la comunicación.
  • De los 6 a los 18 meses (Etapa del “pequeño explorador”)
    Esta en una etapa muy importante para el desarrollo tanto motor como sensorial. En este momento el niño quiere tocar todo lo que encuentra, probar, oler y meterse por todos los sitios. Durante esta etapa el niño acumula información sobre su entorno, necesita un ambiente rico para obtener mucha información.
    Se recomienda a los padres adaptar el entorno creando un espacio donde se pueda desarrollar de forma segura y divertida; los padres deberán retirar aquellos elementos que sean peligrosos o que se rompan con facilidad.
    Otro punto importante en esta etapa son las comidas, esta actividad ofrece al niño muchas oportunidades para desarrollar su integración sensorial. Sobre los 8 meses los niños están preparados para comenzar a probar texturas de mayor consistencia, es en este momento cuando las papillas deben ir desapareciendo para introducir alimentos aplastados o de textura blanda como las galletas, la tortilla, el queso fresco, el pescado, que se deshacen fácilmente en la boca. Gracias a estas experiencias sensoriales que ofrecen estos primeros alimentos, se consigue un buen desarrollo sensoriomotor de la boca, necesario para la masticación.
    Es en esta etapa cuando el niño quiere comenzar a hacer cosas por si solo, sobre todo en la comida. No debemos impedir que los niños coman con las manos, ya que gracias a estas actividades se desarrolla el sistema táctil.
  • De los 18 a los 36 meses (Etapa del “yo solo”)
    Durante esta etapa el niño aprende movimientos cada vez más complejos, además de ser clave en el desarrollo de la autonomía.
    Con cada pequeño logro, los niños generan aprendizajes y aumentan su confianza. Es durante esta etapa cuando aprenden a quitarse la ropa, a usar el baño, a comer con cuchara, a usar el vaso, a lavarse las manos, etc.
    Se recomienda durante esta etapa los juegos con música, que permitirán a los niños estimular su sistema vestibular y propioceptivo, además de desarrollar el esquema corporal.
    Ir al parque será otra actividad muy interesante. Actividades como trepar, bajar por el tobogán, los “sube y baja” o los caballitos, ofrecerán a los niños estímulos propioceptivos. También se recomienda el uso de juguetes a los que pueda subir y empujarse con los pies, como por ejemplo bicicletas sin pedales.
  • De los 3 a los 6 años
    Es importante que los padres no frenen el impulso de los niños, muchas veces con buena intención, ya que este les llevara a conseguir un buen desarrollo de la integración sensorial.
    Debemos permitir a los niños dar vueltas, (marearse no es malo), ya que les permite experimentar y desarrollar su sistema vestibular. La creatividad de los niños para utilizar los juguetes del parque también fomenta este desarrollo; tirarse por el tobogán boca abajo, subir por la rampa, usar el columpio de manera tradicional, columpiarse de pié o poner el abdomen en el asiento del columpio son actividades apropiadas siempre y cuando se tengan en cuenta los riesgos .
    Durante esta etapa se recomiendan actividades con plastilina, con arena, pintura de dedos, hacer masas caseras, juegos con agua o con piedrecitas sin importarnos mucho que se manchen o se mojen.
    Actividades con colores, rotuladores, pinturas, gomets, papeles de diferentes tipos, tijeras, pegamento, etc. les ayudarán a desarrollas las actividades manuales necesarias en la etapa escolar.
  • Más de 6 años
    La integración sensorial se desarrolla hasta los 11 o 12 años pero se refina durante toda la vida. Por este motivo, cuando el niño tiene más de 6 años se recomienda la elección de actividades extraescolares que le ayudarán a desarrollar la integración sensorial. Actividades como el tenis, el yudo, la natación, la escalada, las telas acrobáticas, etc. son las más recomendadas.

La integración sensorial es la base para conseguir aprendizajes académicos, concentración, pensamiento y razonamiento abstracto y la especialización de un lado del cuerpo. Por este motivo es tan importante que los padres ayuden a sus hijos a desarrollarla de forma correcta.

En muchas casos con este tipo de actividades no es suficiente, y es en estos casos cuando los padres deben consultar con Terapeutas Ocupacionales especializados en Integración Sensorial.
En Red Cenit elaboramos planes de intervención específicos para cada niño, teniendo en cuenta sus necesidades.

Miriam Badía, terapeuta ocupacional en Red Cenit