Una de la sintomatología más frecuentemente asociada al Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) son los síntomas de ansiedad, los cuales se ha observado que se dan con una prevalencia del 20%-25%, esto es, uno de cada tres niños con TDAH también sufre síntomas de ansiedad. Aunque en ocasiones la sintomatología ansiosa no constituya un trastorno como tal, dentro de los trastornos  de ansiedad que se dan junto al TDAH, se ha encontrado que los más frecuentes son los trastornos por ansiedad generalizada, la ansiedad de separación, la fobia simple y la fobia social.

 

 

Algunos de los síntomas que demuestran ansiedad en la mayoría de los niños con TDAH son:

  • Miedo a dormir solos o a separarse de los padres en cualquier situación.
  • Preocupaciones excesivas por temas como su salud y la de los demás, o por el bienestar de su familia.
  • Molestias físicas a la hora de ir al colegio, etc.

Estas manifestaciones suelen estar relacionadas con el fracaso escolar y las críticas recibidas por parte de sus padres, amigos y profesores. Por otro lado, esta sintomatología ansiosa en ocasiones puede disminuir los síntomas propios del TDAH, lo cual permite que el niño pueda reflexionar más sobre sus actos, y así tener menos accidentes y menor número de conductas de riesgo.

Dada la importancia de esta asociación en Red Cenit decidimos realizar un estudio pormenorizado sobre el tema, y lo presentamos en el IV Symposium Nacional de Psicología Clínica y de la Salud en niños y adolescentes, con la finalidad de investigar si en los niños que acuden a tratamiento para el TDAH a nuestro centro de desarrollo cognitivo, se daba esta prevalencia encontrada en la literatura sobre el tema y de esta forma, poder enfocar el tratamiento de la forma más adecuada y eficaz tanto para el TDAH como para la ansiedad.

A partir de una muestra de 122 niños de entre 9 y 15 años, seleccionados aleatoriamente, niños que reciben terapia, se obtuvo como resultado cifras concordantes con lo consultado en otros artículos de interés. Es decir, en nuestro caso se obtuvo que la prevalencia de los síntomas ansiosos en los niños con TDAH se situaba entre el 14% y el 23%.

La evidencia obtenida mediante estos resultados nos permite dar la importancia que se merece a la asociación entre TDAH y ansiedad, y centrar de forma más concreta y dependiendo del caso, el tratamiento del trastorno. Además, los resultados del estudio también han sido útiles para demostrar la necesidad de introducir un apartado para evaluar la ansiedad infantil dentro de la evaluación general del TDAH, por lo que en Red Cenit se utiliza desde hace algún tiempo una prueba que descarte síntomas de ansiedad en todas las evaluaciones realizadas en el centro.

A partir de aquí, el tratamiento debe estar centrado como se ha comentado anteriormente tanto en los síntomas propios y característicos del TDAH, como en aquellos síntomas más concretos de la ansiedad. Es frecuente, que la sintomatología ansiosa disminuya con el tratamiento del TDAH, ya que el niño suele percibir una mejoría en su rendimiento general, tanto personal como académico, lo cual le permite estar más tranquilo, relajado y confiado. En el caso en que después del tratamiento del TDAH los síntomas ansiosos no mejoren, se debe centrar mucho más el tratamiento en la ansiedad que puede estar a la base de todas las demás dificultades.

¿Qué podemos hacer si nuestro hijo además de TDAH sufre síntomas de ansiedad?

Evidentemente trabajaremos los síntomas propios del TDAH como son: la inatención, la impulsividad o la hiperactividad… Y las pautas de actuación para disminuir la ansiedad deberán centrarse en:

  • Aumentar la tolerancia a la frustración, la cual suele estar bastante mermada en estos niños. Por ejemplo, quitar importancia a posibles fracasos o dificultades cuando falle en una tarea que realmente no sea de tanta importancia.
  • Trabajar las reacciones desproporcionadas de enfado y rabietas ante las reprimendas de los adultos. Es decir, enseñar a canalizar las críticas y utilizarlas para mejorar el aspecto a tratar.
  • Entrenar en estrategias de control de síntomas emocionales como el nerviosismo, la anticipación de la dificultad, etc. Por ejemplo, enseñar técnicas de relajación que pueda poner en práctica en situaciones en las que se pone nervioso o irritable, para que su conducta sea más fácil de controlar por él mismo.

La importancia de este tipo de tratamiento y las pautas anteriormente mencionadas es destacable por la gran prevalencia de la asociación entre el TDAH y la ansiedad, y además, porque estos síntomas son predictores de la continuidad y la presencia de trastornos ansiosos en la adolescencia y en la época adulta.

Viqui Fuster, psicóloga y terapeuta en Red Cenit.