Aprovechando mi intervención en las 2ª Jornadas de concienciación del TEA en Valencia este viernes 7 de abril y teniendo en cuenta que este es el mes por excelencia del autismo, el artículo de hoy lo realizo sobre la explicación de la ponencia.
Ya escribí un artículo sobre la importancia de la intervención multidisciplinar a día de hoy respecto a los tratamientos e intervenciones llevadas a cabo con las personas con TEA (Trastorno del Espectro Autista) y con sus familias pero en esta ocasión, me centro sobre todo en la importancia de la coordinación entre todos los profesionales expertos en sus correspondientes disciplinas, necesarios todos y cada uno, para el mejor desarrollo en la persona central de la intervención y sobre todo de la calidad de vida de esta, de sus familiares y de todas las personas que están a su alrededor.
Empezaré resaltando la importancia de incorporar técnicas y métodos a la hora de intervenir con la persona y con la familia que sean prácticas basadas en la evidencia. No hay actualmente evidencia suficiente para determinar con precisión qué acercamientos de intervención específica conductual son los más efectivos para casos individuales. Warren y colaboradores en uno de sus estudios informan de los resultados positivos obtenidos en intervención intensiva a edad temprana (1-2 años) en desarrollo cognitivo, habilidades lingüísticas y habilidades adaptativas con tratamientos en general de carácter ecléctico. En una revisión del 2015 publicada en el “Journal of Autism and Developmental Disorders” aparecen las denominadas intervenciones “NDBI’s” “Naturalistic Developmental Behavioral Interventions: Empirically Validated Treatments for Autism Spectrum Disorder”. Lo que tienen en común estos modelos, entre los que se encuentran tanto el “ESDM” como el “SCERTS”, métodos de los que también he hablado en diversos artículos, jornadas, cursos y congresos, es que trabajan fusionando técnicas de los modelos de análisis conductual aplicado y de los modelos del desarrollo. Se implementan en contextos naturales e implican control compartido entre el niño y el terapeuta para enseñar habilidades evolutivamente apropiadas.
Otra de las características que tienen en común es que presentan a la familia como núcleo central de y en la intervención que se lleva a cabo. Además, el equipo de trabajo con el que se cuenta es un equipo multidisciplinar entre el que se encuentran: el logopeda, el terapeuta ocupacional, el psicólogo, el pediatra y los diferentes profesionales que están en contacto con el niño. La diferencia con más peso que presentan los modelos de los que estoy hablando es la interdisciplinariedad. Todo el equipo cuenta con reuniones periódicas e intercambio de información junto con la familia.
Lo que vengo a resaltar en este artículo son varias deficiencias que encontramos en nuestra comunidad al respecto y que se resumen en las siguientes conclusiones:
- La necesidad de una derivación precoz a los servicios especializados en Atención Temprana para realizar una verdadera intervención multidisciplinar en cuanto saltan las alarmas de las familias y acuden al pediatra a partir del año. En la actualidad la derivación está llegando como muy pronto y en los casos más graves a los dos años y medio como pronto. Se debe derivar sin tener diagnóstico, simplemente, con tener síntomas que pueden derivar a largo plazo en un diagnóstico TEA o TCS y no esperar.
- Necesidad de una formación específica tanto para los profesionales de sanidad como para los terapeutas, psicólogos, maestros y psicopedagogos para saber cómo trabajar con familias que acaban de recibir un impacto como es el de una posibilidad de un diagnóstico de TEA. Somos personas que trabajamos con personas y tenemos que tener mucho tacto y crear un vínculo afectivo tanto con el niño como con la familia transmitiendo seguridad, confianza y tranquilidad.
- Tener en cuenta que somos muchos profesionales los que entramos en acción cuando se activan las ayudas las terapias y los recursos a nivel de sanidad, educación y bienestar social y lo que no es posible es que cada uno vaya trabajando a su nivel y en su campo sin tener conocimiento ni coordinación y colaboración con el resto. El asesoramiento a la familia debe de ser el mismo ya que si no lo que ocurre es que cada uno dice una cosa y la familia no sabe qué es lo mejor para el niño.
Así pues, lo que intento que quede reflejado en este artículo es la necesidad por parte de las administraciones de llegar a acuerdos al respecto y dejarse de luchas de poderes por tener el control y por diferentes intereses y beneficios personales bien sean políticos, administrativos, burocráticos o económicos, y se aúnen sus fuerzas sin dejar a un lado los derechos que tienen tanto las familias como las personas con TEA como miembros de una sociedad que desgraciadamente no mira a todos por igual.
Carmina Forment Dasca, maestra de audición y lenguaje y asesora en los centros de Red Cenit de Castellón y Valencia