En el día a día de nuestros peques con TEA muchas veces se encuentran ante situaciones que no comprenden y no saben como actuar, lo que puede desencadenar conductas inadecuadas. Como ya sabemos tienen dificultades para comprender muchas de esas situaciones que tienen lugar en su entorno, y por ello hacemos uso de anticipaciones y rutinas, pero… ¿y en el caso de que aún así no logremos que esa situación deje de suceder? ¿qué hacemos entonces? Usaremos las historias sociales.

            Para situaciones concretas como estas, podemos utilizar las historias sociales, ¿y qué es eso? Pues bien, se trata de, aprovechando ese buen procesamiento visual de nuestros peques, explicar de forma personalizada para nuestro niño y para esa situación en concreto, lo que va a pasar, lo que se puede hacer, lo que no se puede hacer, dónde podemos hacerlo… en esos momentos que les resultan confusos.

            Para realizar nuestras historias sociales es importante tener claro cuál es la situación que vamos a explicar con todos los detalles necesarios, como, por ejemplo, dónde sucede, cuando, qué va primero, con quién…

            Una vez tengamos claro esto llega el momento de plantearse, y ahora, ¿cómo la hago? Pues aquí van algunos tips:

  1. Primero de todo debemos tener en cuenta que para las historias sociales debemos utilizar un lenguaje adaptado, sencillo y claro, apoyado de imágenes lo más cercanas a la realidad posible, es decir, poner la foto de nuestros peques, de los papis, de los lugares reales donde sucede,… de modo que eliminemos posibles dificultades de abstracción y nos aseguremos de la comprensión de la historia.
  2. Vamos a contar la historia social en primera persona, de modo que facilitemos la comprensión a nuestro niño y se sienta identificado.
  3. Utilizaremos frases cortas y sencillas, con enunciados literales.
  4. Podemos hacer uso, dependiendo de la historia que vayamos a realizar, de oraciones descriptivas, directivas, perspectivas y de control.
  5. Evitemos usar oraciones en negativo, ya que puede crear confusión y quizá no llegue a comprender lo que le contamos.
  6. Evitemos usar palabras como “nunca” o “siempre”, porque nos podemos encontrar con momentos en que la situación cambie.

            Genial, ahora ya tenemos nuestra historia hecha, pero ¿cuándo se la enseño? Lo ideal sería enseñársela cada día antes de que tuviera lugar esa situación para favorecer el aprendizaje.

Andrea Ferrer, es logopeda en Red Cenit Valencia

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