Los seres humanos somos seres sociales por eso nos resulta imprescindible poseer capacidades que nos permitan relacionarnos con nuestros iguales.
Las habilidades sociales (HHSS), son consideradas un conjunto de capacidades o destrezas que nos permiten poder desarrollar un repertorio de acciones y conductas que hacen que las personas se desenvuelvan en el ámbito social. Pero estas habilidades son muy complejas ya que están formadas por un amplio abanico de ideas, pensamientos, creencias y valores que son fruto de aprendizajes y de experiencias. Esto va a provocar una gran influencia en las conductas y actitudes que tenga la persona en su relación e interacción con los demás. Es decir, son capacidades que todos tenemos para comprender en el contexto que nos desenrollamos y adaptarnos a ese momento en el que estamos situados.

Y, ¿Qué pasa con las habilidades sociales en los niños con TEA?

Ellos suelen fallar en la competencia social; les cuesta poder utilizar las diferentes claves visuales, siendo estas fundamentales en los contexto sociales en los que se desenvuelven, sobre todo en la escuela.
La característica común en las personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA) es su dificultad para entender las relaciones y situaciones sociales, y por lo tanto, la insuficiencia para desarrollar las habilidades sociales. Las habilidades sociales en los niños con TEA son difíciles de desarrollar porque tienen dificultades para entender el comportamiento social adecuado y para comprenden las reglas implícitas de la conducta social, ya que sus aprendizajes sociales muchas veces son rígidos y no son completamente comprendidos.

Hay que tener claro que esto no significa que no quieran tener amigos, relacionarse, jugar o vincularse con sus iguales, sino que las barreras biológicas no se lo permiten. A veces no entienden las pautas sociales o no saben responder a las demostraciones tanto de afecto como de enfado, dada su dificultad para comprender las acciones de las otras personas. Y ahí es donde debemos intervenir para poder ayudarlos a lograr todos sus objetivos en los diferentes ámbitos. Es importante que desde pequeños se fomente su comunicación con la sociedad y que puedan llegar a relacionarse con su entorno.

Según Rivière, 1991 “Uno de los rasgos principales del ser humano es ser un “objeto con mente”, que es capaz de comprender la mente y atribuir ésta a los demás”. Por este motivo, es necesario manejar lo que llamamos teoría de la mente, es decir otorgarle al otro pensamientos y sentimientos propios, diferentes a los de uno mismo. Las personas dentro del TEA tienen dificultades en esta área, por lo que hay que trabajar este aspecto en primer lugar para que sean más competentes en el área de las habilidades sociales. Y por otra parte, también es importante para el desarrollo de estas habilidades, hacer un buen uso de las funciones ejecutivas. Esto significa poder atender a los signos del ambiente y de las personas con los que se interactúa, planificar las acciones, poder resolver posibles problemas que se presenten y ser flexible para buscar más de una solución evaluando las consecuencias de cada una. Por lo tanto, es muy importante e indispensable tanto el trabajo en teoría de la mente como en las funciones ejecutivas para un adecuado desarrollo de las habilidades sociales en las personas con TEA.

Y ¿Cuáles son los componentes esenciales de las habilidades sociales?

  • Se adquieren esencialmente a través del aprendizaje (mediante observación, imitación, ensayo).
  • Contienen comportamientos verbales y no verbales.
  • Suponen iniciativas y respuestas efectivas y apropiadas.
  • Aumentan el reforzamiento social.
  • Son recíprocas por naturaleza y suponen una correspondencia efectiva y apropiada.
  • Su práctica está influida por las características del medio.
  • Los déficits y excesos de la conducta social pueden ser especificados y objetivados a fin de intervenir.

¿Qué podemos hacer para ayudar a las personas con TEA a comprender su entorno social y tener éxito en el mundo social en el que vivimos?

Será necesario dirigir su aprendizaje social y emocional enseñándole las habilidades esenciales para desarrollar competencia social y emocional. Esto incluye el entrenamiento de habilidades sociales en las áreas de resolución de problemas, habilidades de conversación, identificación y manejo de sentimientos y emociones, y control del estrés.

Os ofrecemos algunas ideas o consejos para la mejora de las habilidades sociales en los niños con TEA

  1. Potencia el saludo y la despedida. Un buen paso para empezar a relacionarse es que el niño se acostumbre a saludar y a despedirse cada vez que alguien nuevo llega o se va de casa, o cada vez que él entra o sale de algún sitio, tanto de manera no verbal (moldea su mano), como con alguna palabra (hola, buenos días, adiós, buenas noches). Tras la repetición de esta rutina a diario, el niño llevará a cabo esta acción solo y así aumentará el contacto con diferentes personas.
  2. Establecer un panel visual con las normas de la casa. Colocando un panel que muestre las rutinas sociales del niño y cómo debe llevarlas a cabo. Esto provocará que tenga un modelo al que acogerse cuando no sepa cómo actuar o no entienda los gestos o acciones del resto. Se puede premiar su esfuerzo por realizarlas.
  3. Crea situaciones que propicien la interacción y la socialización. Organizar encuentros con otros niños (amigos o vecinos), para jugar en casa y realizar las actividades que más le gusten y así poder relacionarse con ellos. Aunque al principio sea solo durante unos minutos, el tiempo irá aumentando y podrá interactuar con otros niños de su edad.
  4. Practicar algún deporte. La realización de alguna actividad física libera tensiones y mejora la actividad motora y con ello su calidad de vida. En el caso de los niños con TEA, les sirve para relacionarse con un entorno diferente y poder llevar a cabo otro tipo de actividades que pueden resultar muy beneficiosas.
  5. Actuar como mediador en las relaciones interpersonales que se establecen en el parque o lugares donde hay más niños/as. Para esto es importante que dejemos al niño que interaccione de manera libre. El papel de los padres debe ser guiar y redirigir las conductas inadecuadas. Es necesario explicarle cómo debe hacer las cosas o usar apoyos visuales que garanticen la comprensión, dado que en el niño las habilidades sociales no surgen de una manera natural.
  6. Utilizar el Role-playing para recrear situaciones. La recreación de situaciones que pueden ser reales pero que implican un componente ficticio, nos permite asumir un papel determinado y situar al niño en una situación establecida, y que así aprenda cómo ha de actuar en diferentes ocasiones. De esta forma los niños/as aprenden a ponerse en el lugar de otra persona, a recrear diferentes formas de comportamiento o incluso de imagen sin que impliquen una amenaza para el niño/a debido al contexto, y  además, con una carga menor de estrés.
  7. Exponer a los niños/as a diversos contextos que impliquen normas de comportamiento diferentes. El niño/a tiene que aprender a comportarse en cualquier sitio, según las normas que exija el lugar donde se encuentra; es por esto que nunca debemos evitar acudir a reuniones, comercios, parques, cine, casa de familiares…. El proceso debe ser progresivo pero si no fomentamos la acomodación a las situaciones de la vida cotidiana estamos limitando las posibilidades de adquirir habilidades sociales necesarias y básicas para desenvolverse en la sociedad, sin forzar al niño a situaciones para las cuales no esté preparado. La única forma de aprender a comportarse y desenvolverse de forma adecuada en un lugar es exponerse a dicha situación de forma repetida.
  8. La musicoterapia. Según los últimos estudios la música mejora la comunicación y la percepción de los niños con TEA.
  9. Proporcionarle juguetes que faciliten la interacción social. Es recomendable que tenga juguetes que fomenten las relaciones, y con los que sea más divertido jugar con alguien en vez de hacerlo solo. Hay que tener cuidado con los videojuegos o tablets que inducen al aislamiento. No son aconsejables durante largos periodos de tiempo.
  10. Provocar la petición de ayuda. Si el niño acude a pedir ayuda le llevará a tener que relacionarse o interactuar en cierto modo.

Pues viendo la importancia de las habilidades sociales en los niños con TEA, hay que enseñarles, por lo tanto, a entrenarse de forma diaria en los ambientes naturales del niño/a donde existan oportunidades de socializar e interactuar con otros niños/as y adultos.  Nosotros podemos darle la oportunidad de aprender a hacerlo respetando su propio ritmo evolutivo.

“La mayoría de la gente observa lo que es y no lo que puede llegar a ser(Albert Einstein)

Marian Sirera Conca, Pedagoga. Coordinadora Diagnósticos e Intervención en los Trastornos del Neurodesarrollo en RED CENIT Valencia 


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