Los juegos de construcción son un tipo de actividad lúdica que comienza alrededor del primer año de vida cuando intentan apilar bloques y disfrutan al golpearlos y arrojarlos. Desde los 18 meses en adelante el niño puede pasar mucho tiempo construyendo y destruyendo. Es una necesidad de tirar, para volver a construir.

 

Jugar a construir en las primeras etapas de la vida puede significar tanto amontonar objetos, como manipular las piezas para meter una dentro de la otra, o una encima de las otras, para luego derribarlas. Se trata de una fase de investigación de los objetos en la que aprenden a diferenciarlos por tamaños, por colores o a relacionarlos entre sí cuando son iguales.

Más adelante, a medida que el niño va dominando la técnica, aprende a disponerlos de tal modo que el resultado puede ser un producto armonioso y ordenado conforme a una meta. Los bloques son uno de los juguetes que más pueden motivar la creatividad y la imaginación para generar planes que representarán sus ideas.

El material: puede ser desde lo más básico con forma de cubo, a estructuras variadas como rectángulos, cilindros, conos, puentes, pirámides, círculos; pueden ser piezas de encajar, juegos con piezas para unir, para apilar de forma ascendente o descendente, juegos con sistema de encastre, los mega blogs, los legendarios Legos, etc.

La textura: desde los más blandos y ligeros, a modo de esponja o cartón, para los más pequeños, hasta los más resistentes de plástico y madera. También hay muchos objetos en nuestra propia casa que se pueden usar como bloques, (cajas de cereales, bricks de leche, cajas de zapatos, etc.)

El tipo de acción o la intención lúdica del niño frente al objeto puede cambiar. Se puede dejar que el niño  juegue  a construir libre e individualmente siguiendo ideas propias, sin nadie que oriente el proceso, o bien jugar a construir a partir de una consigna dada por el adulto por un tema sugerido, (construir torres, caminos, casas, castillos, granjas, garajes)

Según diferentes estudios de investigación, este tipo de juegos permiten a los niños comprender el mundo que le rodea además de desarrollar habilidades tan importantes como:

  1. La motricidad fina, para desarrollar la coordinación ojo-mano, lo que le permite manejar los objetos desde los más grandes a los más menudos.
  2. La estructuración de su mente para facilitar el aprendizaje y el desarrollo cognitivo al ejercitan la atención-concentración
  3. La memoria visual para asociar figuras, por ejemplo, y reproducir modelos reales, (una casita, un puente, un garaje, un castillo, granja).
  4. Si para construir, el niño sigue un modelo, estará trabajando además  la habilidad cognitiva de “la imitación” seleccionando la pieza y la posición correcta, construyendo de acuerdo a modelos o de acuerdo a determinadas  condiciones. Puede comenzar el adulto haciendo una construcción que después el niño debe imitar, para posteriormente cuando comprenda la actividad, se pueden invertir los turnos, haciendo que el niño realice una construcción y el adulto la imite.
  5. El niño al jugar se vuelve consciente del espacio y mejora su orientación a la vez que  adquiere las nociones del volumen, alto-bajo, largo-corto, grande-pequeño o nociones más complejas como la simetría, el equilibrio y al hacer  secuencias  se introduce poco a poco en el mundo de las matemáticas y el pensamiento abstracto desarrollando los conceptos de ordenar, emparejar, clasificar, organizar etc.
  6. Habilidades como la socialización y el juego compartido también se fomentan con estos juegos,  donde aprenderá  a seguir las reglas y los turnos.
  7. Como vemos jugar a las construcciones puede dar mucho de sí porque es un juego perfecto para reforzar la autoestima de los niños.
  8. Estimulan el esfuerzo y la paciencia lo que les lleva a confiar más en sí mismos: ¡puedo hacer una torre!; e igualmente ayuda a ir tolerando las frustraciones: ¡se ha caído!
  9. Además, las construcciones pueden servir de base para el desarrollo del juego simbólico también llamado de simulación donde el niño recrea situaciones que ve en la vida real, (varios cilindros colocado estratégicamente entre otras piezas, pueden hacer de un lavadero de coches, por ejemplo)

Así, podemos ver como los juegos de construcción no son solo un montón de piezas sin más,  sino que el jugar con ellas favorece el desarrollo integral del niño, además de servirle para su entretenimiento.

Pilar Espinosa, psicóloga y terapeuta en Red Cenit