Adolescentes con TDAH, ¿qué trastornos neuropsicológicos influyen en sus comportamientos?

Os presentamos en este artículo todas las posibilidades. No todas se presentarán, evidentemente, no hay que ser alarmista, sino realista. Muy a menudo, nos pedís que profundicemos más en algunos temas relacionados con el TDAH sobre el que existen muchas lagunas. Pues bien, desde nuestro blog vamos a hablar de todo ello. Esperamos que os sea de utilidad.

o-PADRES-EN-FACEBOOK-facebook

Cuando nos encontramos con un adolescente con Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) y analizamos el cuadro de una manera etiológica, resulta evidente observar la complejidad y la diversidad de factores causales, como por ejemplo el déficit de neurotransmisores o las alteraciones en circuitos neuronales, que nos llevan a pensar que este síndrome mostrará múltiples síntomas característicos de este trastorno, y otros compartidos con otros síndromes neuropsicológicos.

Los estudios internacionales del MTA recomiendan el tratamiento combinado, farmacológico y neuropsicológico, desde la aparición de los primeros signos del TDAH.
Es aproximadamente alrededor de los 5 años cuando podemos aseverar que se padece dicho trastorno, pero como en todo, la detección temprana es crucial; cuanto antes se realice una correcta y apropiada evaluación, antes se podrá determinar si se padece o no dicho trastorno, y por tanto, intervenir y determinar el tratamiento más adecuado en cada caso. Nosotros apostamos por la combinación neuropsicológica y psicopedagógica desde los inicios del tratamiento llegado el caso. El tratamiento debe darse tanto al niño/a afectado, como en sus entornos más próximos: familia y colegio. Tratamientos cognitivo-conductuales, tratamiento en funciones ejecutivas, etc.

Pero volvamos al tema central de nuestro artículo sobre aquellos adolescentes que no han sido diagnósticados y/o tratados en su niñez. Antiguamente se tenía el concepto de que la evolución clínica de los pacientes con TDAH mejoraba al llegar a la adolescencia, sin embargo, desde hace poco más de una década existe evidencia de que los síntomas no sólo no disminuyen, sino que, en ocasiones, incluso tienden a aumentar.

La sintomatología de base –desatención, hiperactividad e impulsividad– continúa acompañando al adolescente (no tratado) con TDAH, con variaciones menores, probablemente con una dependencia de la carga genética propia de cada individuo. Siguen con dificultad para entender la información que se les brinda; no escuchan la totalidad de los mensajes referidos; no logran una comprensión lectora buena; se levantan de su sitio y deambulan frecuentemente; mantienen un estilo lingüístico propio, inmaduro, directo, con empleo escaso de oraciones subordinadas y grado bajo de coherencia temporal; no emplean las reglas gramaticales; utilizan malas palabras y vocabulario reducido; siempre se conducen con afirmaciones imperativas, como buscando, de esta forma, tener la razón sin justificar su pensamiento; cambian rápidamente de modo de pensar según la propia conveniencia,…

Conductualmente, no respetan los turnos, no cumplen con las tareas, nunca preparan una lección fuera de los exámenes obligatorios, dejan todo para el último momento, gritan, protestan y se frustran con las tareas escolares ya requieran o no un esfuerzo mental sostenido. Empiezan las mentiras, los robos y los abusos, (tabaco, alcohol, marihuana y otras drogas); transgresiones a los demás y agresiones a sí mismos, (quemarse con cigarrillos, herirse con vidrios, tatuajes, etc.). Afectivamente, parecen tener una sensibilidad mayor, por lo que reaccionan con vehemencia ante el entorno, lo que hace muy difícil la convivencia en general con la familia.

El fracaso escolar suele coronar la vida de estos jóvenes; también la rebeldía, el rechazo por las normas familiares, escolares y sociales, lo que los lleva poco a poco a fugarse de casa, al enfrentamiento con los representantes de la autoridad, a transgresiones y a la delincuencia.

La falta de cuidado personal se da en todos los ámbitos: la vestimenta, la higiene, el cuidado del cabello, el respeto por su cuerpo y por su sexualidad, la promiscuidad, la falta de protección en el sexo y la creencia de su superioridad lo llevan a conformar un modelo negativo pero siempre bien recibido por algunos seguidores; otros lo aprovecharán y manipularán a gusto utilizando su falso liderazgo para llevarlos hacia la venta de estupefacientes y/o al consumo.

Se ha comunicado en muchos estudios, tanto de seguimiento como retrospectivos, la asociación frecuente de comorbilidades con trastornos neuropsiquiátricos, como los trastornos bipolares, los síndromes depresivos, las conductas antisociales, etc.

Se han encontrado que los trastornos asociados más frecuentes con el TDAH si no se tratan son: la actitud oposicionista desafiante (33%), las alteraciones de la conducta (25%), la ansiedad (25%), los problemas de aprendizaje (22%) y la depresión (22%).

Las dificultades para el aprendizaje constituyen uno de los trastornos comórbidos más frecuentes. La actitud oposicionista desafiante y los trastornos de conducta suelen entremezclarse y conforman casi el 50% de los cuadros comórbidos del TDAH. Así, las características más destacadas son: el negativismo, la desobediencia, la hostilidad y el comportamiento desafiante.

El 10-15% de los adolescentes con TDAH va a presentar en la edad adulta un comportamiento antisocial. Esto incluye consumo y tráfico de drogas y alcohol y robos. Los adolescentes y adultos con TDAH tienen un riesgo alto de presentar fracaso en los estudios, problemas emocionales, dificultades en las relaciones sociales y, a veces, problemas con la ley. No es raro encontrar en un mismo sujeto personalidad antisocial, consumo de sustancias, delincuencia, fracaso escolar, trastornos de la conducta y consumo de alcohol. Resulta, por tanto, necesario identificar estos síntomas y síndromes agregados al cuadro de TDAH que presenta cada paciente, para poder abordar el tratamiento de manera global y efectiva.

En próximos artículos, haremos unas consideraciones sobre la evaluación para luego desarrollar los diferentes trastornos neuropsicológicos asociados, como los trastornos del aprendizaje, de la memoria, de las funciones ejecutivas y del lenguaje. Todos ellos se describirán de una manera completa, pero hay que considerar que su aparición en un adolescente con TDAH (no tratado), no es siempre completa, sino que a veces sólo serán síntomas aislados dentro de un cuadro más complejo. También desarrollaremos las técnicas de evaluación funcional, hemodinámica y neurofisiológica. Y describiremos las comorbilidades que se presentan con gran frecuencia en los pacientes con TDAH.

Luis Abad, psicopedagogo y director de los centros Red Cenit.