¿Cómo se organiza y funciona nuestro cerebro?

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El cerebro humano funciona de una forma muy organizada, siendo está jerárquica, por lo que unas áreas cerebrales se subordinan a otras que dirigen o gobiernan. Son las áreas cerebrales que tienen predominio sobre las demás, a las que llamamos áreas ejecutivas.

Cada día nos damos cuenta de que vivimos en una sociedad muy compleja y las personas nos tenemos que acomodar a ella, esa capacidad que poseemos para adaptarnos depende en gran medida de ciertos mecanismos de control, que nos dan la posibilidad de ajustar y regular los procesos cognitivos y conductuales para acoplarse a los diversos contextos sociales. Realmente esos mecanismos están vinculados con las Funciones Ejecutivas (FE).

En realidad, la gran pregunta es: ¿qué son las FE? No es fácil dar una respuesta, porque si hacemos un recorrido por la literatura científica, son múltiples las definiciones con las que nos podemos encontrar.

Son consideradas un conjunto de herramientas de ejecución y habilidades cognitivas que permiten el logro de una meta futura. Estas capacidades hacen que nuestro pensamiento se transforme en las acciones precisas para funcionar de una manera organizada, flexible y eficaz, nos permiten que nos adaptemos a situaciones nuevas.

Ahora bien, ¿en qué procesos intervienen dichas funciones?

Son diversos los procesos mentales que conforman las FE, entre los que se pueden destacar:

–       Inhibición de conductas.

–       Memoria de trabajo.

–       Planificación de las tareas a realizar.

–       Flexibilidad cognitiva.

–       Monitorización.

–       Control atencional.

–       Regulación emocional.

–       Autocontrol.

–       Motivación.

–       Resolución de problemas.

–       Toma de decisiones.

–       Fluencia verbal.

–       Razonamiento abstracto.

Por otro lado, el déficit en las FE en autismo está alcanzando recientemente mayor relevancia, formando parte de ese conjunto de síntomas característicos del Trastorno del Espectro del Autismo (TEA): Teoría de la Mente, Coherencia Central y  déficit ejecutivo. Estas son las teorías psicológicas planteadas en los últimos años, que intentan comprender el nexo entre actividad cerebral y la conducta de las personas con TEA.

Es evidente la disfunción ejecutiva en los niños con TEA, aunque no están todas las FE afectadas y no es un rasgo único del trastorno, puesto que está presente en otros trastornos como esquizofrenia, trastorno obsesivo compulsivo (TOC), trastorno por déficit de atención con y sin hiperactividad (TDAH), Trastorno de conducta, etc.

Es el momento de plantearse, ¿qué es la disfunción ejecutiva (DEF)?

Se puede decir que son las dificultades que tienen las personas para centrarse en una tarea y finalizarla con éxito, presentan problemas para establecer nuevos repertorios conductuales, tienen limitaciones en creatividad y flexibilidad cognitiva, incapacidad para abstraer ideas y tienen dificultades para anticipar las consecuencias de sus actos, provocando una mayor impulsividad en su respuesta.

Por todo esto, es indudable la importancia de las FE que son necesarias para el logro de metas escolares y laborales. Parecen que son estas funciones indispensables para el desarrollo de la vida, puesto que su alteración puede limitar la capacidad del individuo para aprender y desarrollarse. El desarrollo de las FE educa a las personas para desarrollar una serie de capacidades cognitivas que le permiten: conservar información, manipularla y actuar en función de ésta; autorregular la conducta, actuando reflexivamente y sin impulsividad y adaptar el comportamiento.

Es indiscutible, los déficits ejecutivos en personas con TEA, pero ¿cuáles son los fallos más comunes? Entre los más comunes están:

–       Problemas de organización y planificación (sobre todo en las actividades de la vida diaria).

–       Dificultades en la resolución de problemas.

–       Complicaciones en la comprensión de enunciados debido a su literalidad en la comprensión del lenguaje.

–       Conflictos para adaptarse al cambio o flexibilidad cognitiva.

–       Problemas de inhibición (los más destacados son inhibir impulsos motores).

–       Dificultades de perseveración.

–       Conflictos para auto-dirigir sus pensamientos e ideas.

–       Mantener en la memoria de trabajo la información importante para realizar una actividad.

–       Problemas atencionales.

Dada la importancia de las FE, es necesario que se atienda desde la primera infancia, ya que este es uno de los periodos de mayor sensibilidad por la plasticidad cerebral y por ser donde se produce un desarrollo significativo en los niños. Una intervención temprana es vital, dado que las FE se desarrollan durante el crecimiento hasta la adolescencia, para potenciar todas las habilidades cognoscitivas, la adaptación social y el futuro aprendizaje. Además, previene de posibles alteraciones del desarrollo, facilita el buen funcionamiento cognitivo y juegan un papel importantísimo en la consecución de un buen rendimiento escolar y social.

 

Marian Sirera, Pedagoga y Coordinadora de tratamientos TEA en Red Cenit